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¡Pobres hongos!


Con la llegada de las primeras lluvias de otoño y el mantenimiento de unas temperaturas suaves, empiezan a aparecer hongos y sus cuerpos de fructificación, las setas. Hay que recordar que los hongos son la parte subterránea y enterrada y su “fruto” son las setas. Los hongos no son plantas ni vegetales. Es el Reino Fungi, que se alimentan de materia orgánica en descomposición, tanto vegetal como animal aunque hay algunos hongos como las micorrizas que se sitúan en las raíces de las plantas, se asocian con ellas ayudándolas a asimilar sales minerales y agua, recibiendo como contrapartida, hidratos de carbono. También hay hongos que protegen a los vegetales del ataque de otros hongos parásitos o, incluso, de enfermedades. Algunos animales se alimentan de ellos como complemento a su dieta otoñal.

Después del confinamiento, se ha producido un incremento incontrolado de visitas a nuestros bosques y montes. Una gran cantidad de urbanitas han sentido la “llamada de la naturaleza” y enfundados con los últimos modelos de moda montañera se han lanzado a descubrir este otoño las setas. Cargados con bolsas de plástico que impiden que las esporas se esparzan una vez cortadas o con pequeñas azadas y rastrillos para remover el suelo…todo está permitido.

Es fácil de comprobar la gran cantidad de setas que son pisoteadas, arrancadas y golpeadas por la única razón de no ser níscalos o boletus, las setas más buscadas, con el consiguiente daño que se hace a estos seres vivos y a su misión en la naturaleza.

También la falta de conocimiento hace que cada año se produzcan en nuestro país unos 400 casos graves de intoxicaciones por setas venenosas algunas de las cuales termina fatalmente.

Hay que recordar que las dos Comunidades que forman la Sierra de Guadarrama tienen distinta legislación sobre aprovechamiento de setas. Mientras que en Castilla y León está regulado por el programa MICOCYL por lo que es obligatorio la obtención de un permiso que es gestionado por los Ayuntamientos. En la Comunidad de Madrid el aprovechamiento está regulado por la Ley Forestal y de Protección de la Naturaleza que en su artículo 76 determina que es un derecho consuetudinario, es decir, guiado por la costumbre, por lo que su recogida es libre. Desde el año pasado existe un coto micológico en el término municipal de Rascafría en que el ayuntamiento regula la recogida. En la vertiente madrileña del Parque Nacional no es posible la recolección, mientras que en la vertiente segoviana está acotado a la “Dehesa de la Garganta”, “Pinar de Navafría” y “Montes de Valsaín”.

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