El final del verano y la llegada del otoño es la época en que aparecen los escaramujos o tapaculos, los frutos rojos de tipo “cinorrodón” del rosal silvestre. Este arbusto espinoso puede llegar a medir hasta 4-6 metros de altura, con los tallos largos y colgantes, hojas verdes oscuras y fuertes espinas curvadas como colmillos de perros, de ahí su nombre latino Rosa canina.
Las flores grandes que han ido apareciendo durante toda la primavera y parte del verano, ya están fecundadas y los frutos, al principio naranjas y rojos cuando están maduros, están preparados para su diseminación. Estos frutos son importantes para la alimentación invernal de muchas aves como palomas, petirrojos, currucas….e incluso de otros omnívoros y carnívoros como osos y lobos.
También son usados por el hombre. Se pueden tomar crudos tomando la piel
y la pulpa exterior ya que las semillas son algo tóxicas y están recubiertas de pelillos que se quedan pegados en la garganta. Por ello se utilizan sobre todo en mermelada o en infusión ya que el fruto tiene abundante vitamina C (más que la naranja), A, B1, B2 y E. También poseen sales minerales como magnesio, hierro, fósforo y azufre. Los taninos tienen un alto poder astringente de ahí el nombre popular de tapaculos.