Desde tiempos remotos las mujeres han sido las principales conocedoras de las plantas y animales que podían ser utilizadas como alimento, medicinas o, incluso, veneno. Algunas de ellas fueron consideradas como brujas, sorgiñas, meigas…por el simple hecho de conocer remedios naturales con plantas y vivir fuera de las normas que imponían las clases patriarcales o la Iglesia. En España se condenó a la hoguera entre los siglos XVI y XIX a 59 mujeres, aunque en ese mismo periodo se quemaron 50.000 en toda Europa. La mayoría de ellas se dedicaban a realizar pócimas para aumentar la virilidad masculina o filtros de amor para enamorar, tanto para el pueblo llano, la aristocracia o los reyes.
Hasta finales del siglo XVIII el estudio de la botánica era “una fuente de placer y virtud apropiada para las mujeres”. En la Biblioteca Universal de las damas de 1.785 se definía a la botánica como una disciplina adecuada para el género femenino y que su estudio hacia que las jóvenes se conservaran “virtuosas y pasivas”. Hasta mediados del siglo XIX se pensaba que era “poco masculino” que los hombres se interesaran por las plantas (Carolina Martínez Pulido, 2014).
A partir de mediados del siglo XIX la situación cambia. Los hombres tenían acceso a estudios universitarios que estaban vedados para las mujeres, por lo que la botánica sistemática y médica quedó en sus manos relegando a las mujeres a un segundo plano.
No sería hasta bien entrado el siglo XX cuando las mujeres recuperaron su papel en la vanguardia de las ciencias ambientales.
Vamos a recordar algunas de las mujeres que destacaron entre las adversidades por sus estudios y trabajos:
Maria Sibylla (Alemania, 1647-Holanda, 1717): Naturalista, entomóloga e ilustradora. Después de una juventud dedicada a recolectar insectos y dibujar sus metamorfosis, con 52 años viajó a Surinam junto a su hija pequeña ilustrando gráficamente los vegetales y artrópodos de este país sudamericano.
Jane Colden (EE.UU, 1724-1766): Botánica. A lo largo de 20 años estudió la vegetación de Nueva York, describiendo y dibujando unas 350 plantas. Una de sus descripciones fue publicada por Linneo en su Species Plantarum, siendo la única mujer que está incluida en la citada obra. Después de su matrimonio abandonó la botánica.
Jeanne Baret (Francia, 1740-1807): Acompañó al botánico del rey Luis XVI, Philibert Commerson, en un viaje a las Tierras Australes. Como estaba prohibido que las mujeres embarcasen en naves de la Marina Real, lo hizo disfrazada de hombre. Después de 9 años regresó a Paris con más de 5000 especies recolectadas, 3000 de ellas desconocidas. Tiene dedicada una planta, Solanum baretiae.
Blanca Catalán de Ocón (España, 1860-1904): Recolectó plantas y herborizó en la zona de Teruel donde había nacido. Con la ayuda de libros de claves, las identificó y nombró. Mantuvo correspondencia con el botánico Willkomen para la determinación de algunas especies. Es la primera botánica española que dio nombre a una planta, Saxifraga blanca Will.
Lilian Suzette Gibbs (Reino Unido, 1870 - Canarias, 1925): Botánica, investigadora del British Museum. Recolectó plantas en los Alpes y norte de África, realizando expediciones también a Zimbawe, Fiji y Nueva Zelanda. Identificó y nombró 145 especies de plantas.
Ann Haven Morgan (EE.UU, 1882-1966): Zoóloga y ecóloga, se especializó en el estudio de los ecosistemas acuáticos continentales, la hibernación de los animales y sus interrelaciones ecológicas y ambientales. Escribió varios libros de zoología.
Helen Thompson Gaige (EE.UU, 1890-1976): Zoóloga especialista en herpetología (estudio de reptiles y anfibios). Empezó a trabajar como asistente en el Museo de Zoología de Michigan y tres años después se hizo cargo de los programas de investigación. Realizó expediciones científicas para estudiar los anfibios y reptiles de América Central.
Bertha Lutz (Brasil, 1894-1979): Naturalista, zoóloga, abogada y pionera del movimiento feminista brasileño. Especialista en anfibios anuros. Fue la primera mujer que trabajó en el Museo Nacional como zoóloga y botánica. Fundó la Federación Brasileña para el Progreso Femenino consiguiendo el voto femenino en 1932. Diputada, luchó por la igualdad de hombres y mujeres, la protección de la naturaleza y la conservación de la flora y fauna.
Ethelwynn Trewavas (Reino Unido, 1900-1993): Zoóloga especialista en ictiología (peces). Trabajó en la colección de peces del British Museum con especial dedicación a los cíclidos, los cuales estaban mal clasificados y los vuelve a catalogar. Realizó varias expediciones a Tanzania, Zambia y Camerún donde describió once nuevas especies de este género y su ecología.
Elena Paunero (España, 1906-2009): Licenciada en Ciencias Naturales, al principio se dedica a la micología y, posteriormente, se especializa en gramíneas ibéricas. Conservadora del Jardín Botánico, en la década de los 70 se tuvo que jubilar prematuramente por diferencias con el director del Jardín. Tiene dedicadas la Festuca pauneroi y la Centaurea pauneroi.
Rachel Louise Carson (EE.UU, 1907-1964): Bióloga marina y conservacionista, autora de la Primavera Silenciosa en 1962 y otros libros. Ganó el National Book Award por The Sea Around us. Con la Primavera silenciosa comenzó una preocupación sin precedentes en la sociedad estadounidense por el uso indiscrimado de pesticidas que culminó con la prohibición del uso de DDT y otros pesticidas e inspiró el movimiento ambiental de base que sirvió para la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos.
Dian Fossey (EE.UU, 1932-Ruanda, 1985): Graduada en Terapia Ocupacional trabajó varios años en un hospital con niños discapacitados mentales. Viajó a África instalándose en el Zaire, trasladándose posteriormente a Ruanda donde se dedica al estudio de los gorilas. En cada grupo, distingue a cada individuo con un nombre propio para diferenciarlo de los demás y poder observarlo con mayor facilidad, describiendo sus costumbres y forma de vida. Luchadora contra la caza ilegal, fue asesinada a machetazos en su casa por furtivos.
Jane Goodall (Reino Unido, 1934): Etóloga. A los 23 años se traslada a Kenia y con 26, en compañía de su madre y un cocinero, a la selva de Goma en Tanzania, donde permanece hasta la actualidad. Es la primera humana en ser aceptada por un grupo de chimpancés. Sus trabajos han revelado la conducta instrumental, estructura social, la forma de caza, altruismo, dominancia, canibalismo, crianza y adopción de las crías en los grupos de chimpancés. Actualmente, a sus 84 años, sigue trabajando en la causa de salvar el planeta.
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