El pasado 3 de febrero se celebró el día de San Blas. El rico refranero español nos señala que “Por San Blas la cigüeña verás”, añadiéndose en algunas zonas la coletilla de “si no la vieres, año de nieves”. Este año si se han visto en nuestros campos y ciudades las cigüeñas por estas fechas, indicando que lo más riguroso del invierno ya ha pasado. Pero la cigüeña ya no es esa especie migradora que solo aparecía en la época de reproducción y que cruzaban el Estrecho a finales de agosto y septiembre para pasar el invierno en el África Subsahariana (Mali, Senegal, Níger…). Solo unas pocas parejas se quedaban invernando en el sur de la Península donde coincidían con algunas procedentes de Centroeuropa (Dinamarca, Alemania, Países Bajos…).
Actualmente, debido a los suaves inviernos y la posibilidad de obtener alimentos en los vertederos, el número de parejas que se mantienen en la Península y en nuestra Comunidad es cada vez mayor. Así, no es difícil encontrarlas durante el invierno en parejas o en grupos en las inmediaciones del embalse de Santillana o en las vegas del Jarama y Manzanares.
Esta especie en los años 80 del siglo pasado, estuvo al borde de la extinción por la pérdida de sus hábitats naturales debido a la transformación agraria, la masiva edificación, el uso de pesticidas, la caza ilegal, los plásticos y el choque contra los tendidos eléctricos.
Actualmente, según el último censo realizado en 2004, habría más de 33.000 parejas reproductoras con un aumento del 500% respecto al mínimo histórico de los años ochenta, aunque continua estando catalogada como “De interés especial” en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.